Llego tarde al homenaje a Robin Williams, un gran tipo que vivirá siempre en la memoria de muchos de los que nos hemos emocionado con sus películas.
Esta es mi escena favorita de El club de los poetas muertos, la que despertó mi interés por Whitman e hizo que llevara conmigo un par de libros suyos durante muchos años. Whitman provoca en mí el mismo efecto vital que Nietzsche.
Gracias Robin. Gracias Whitman. Aquí va la escena.