Hace unos días compartía con mi tribu algunos consejos de mi amigo TEDAX Julio de la Iglesia (mi gurú en gestión del miedo, un tipo gigante por dentro y por fuera) y pensé que podría ser interesante compartirlas también aquí contigo, por si te resultan útiles en esta coyuntura de confinamiento forzoso y de miedo globalizado al coronavirus.
Antes de nada, pedirte que sigas a rajatabla las recomendaciones de quedarte en casa. Te dejo una ilustración de mi amigo Santy Gutiérrez (ilustrador de dos de mis obras cumbre 🙂 Tu empresa secreta y El antídoto).

Vivir aislados será muy difícil al principio, pero nos va a ayudar a ver la vida de otra manera, y seguro que encontramos alternativas para permanecer más unidos que nunca.
No te preocupes, el miedo es de valientes
Es normal tener miedo, ninguno de nosotros hemos vivido una situación como esta antes. Pero, como dice Julio, el miedo es de valientes.
Te dejo una píldora suya de 18 m., no te la pierdas.
No te dejes engañar por el sesgo de impacto
Una de las razones por las que tenemos miedo es por el sesgo de impacto.¿Qué es el sesgo de impacto?
Es un error de cálculo del «simulador de experiencias» que tenemos en el cerebro, que nos lleva a suponer que las situaciones negativas serán mucho peores de lo que en realidad son. O, del mismo modo, que las positivas serán mejores de lo que efectivamente terminan siendo.
El sesgo de impacto es el que nos hace imaginar futuros distópicos del tipo Soy leyenda o Mad Max, y que nos arrastra a asaltar Mercadonas y atesorar papel higiénico en nuestros trasteros.
Dan Gilbert, profesor en Harvard y uno de los pioneros en Psicología Positiva y Ciencia de la felicidad, encontró resultados muy interesantes tras analizar la nuestra respuesta emocional ante eventos traumáticos.
¿Cuáles fueron los resultados?
Que el nivel de felicidad de una persona tras sufrir una situación traumática (como vivir un terremoto o sufrir un terrible accidente) vuelve a su nivel habitual 6 meses después de que suceda.
Ya sea que suframos un accidente terrible o nos toque la lotería… 6 meses más tarde estaremos más o menos igual de felices que antes de la situación traumática, porque la felicidad no es tan dependiente de eventos externos, es algo que sintetizamos desde dentro (sí, ¡como las plantas!)
Si quieres escuchárselo contar a él mismo aquí tienes su famosa TED Talk.
La mejor manera de protegerte del sesgo de impacto es intentar silenciar a tu simulador de experiencias, centrarte en el presente, en qué puedes hacer ahora, y sacarle el máximo provecho.
Acuérdate de la frase de Mark Twain:
He tenido miles de problemas en mi vida. La mayoría de ellos nunca sucedieron.
Mark Twain
En cada momento, haz lo que puedas con lo que tengas, y ponlo al servicio de los demás
Es otro consejo de Julio, el consejo MacGyver.
Haz todo lo que puedas con lo que tengas donde estés.
Julio de la Iglesia
Ahora que estás en casa (que es donde debes estar), pregúntate:
¿Qué es lo que puedo hacer con los medios que tengo a mi disposición?
Como comentaba con nuestra tribu, es un momento fantástico para demostrar de qué pasta estamos hechos, para transmitir un mensaje de energía y optimismo, y para ofrecer nuestra ayuda a otras personas que puedan necesitarla.
Deja de mirar las noticias cada 5 minutos
Dos o tres veces al día está bien, ¡que engancha! Y en estos días la mitad de la información es falsa o no está contrastada.
No provoques que tu simulador de experiencias te lleve de nuevo al sesgo de impacto, y te encuentres como en las novelas de Dean R. Koontz.
En lugar de eso, aprovecha para estar todo lo conectado que puedas con tu familia y amigos, con los que te hayas quedado encerrado 🙂 (¡disfruta de ellos!) y con los que tengas fuera.
Llama a tus seres queridos a diario, saca todo tu sentido del humor para sobrellevar esta situación y cuida en tu entorno a quienes puedan sentirse más solos.
Aprovecha para hacer todo eso que nunca tienes tiempo para hacer
¡Ya no tienes excusas! En lugar de vivir enganchado a las noticias y estar todo el día dándole vueltas a todo lo terrible que podría suceder… ¡haz cosas! (¡todo lo que tu familia y teletrabajo te permita!)
¡Puedes terminar de leer por fin La montaña mágica! (que le pega a esta situación de aislamiento y enfermedad)
También puedes ponerte con el curso en Coursera-Udemy que no conseguías finalizar, retomar el yoga (que llevas diciendo que vas a retomar desde hace más de una década), ordenar el trastero, poner en orden tu sistema de productividad personal, releer los clásicos de aventuras (Viaje al centro de la tierra, La isla del tesoro, Los tres mosqueteros, Estudio en escarlata…), ¡incluso escribir la novela que tienes en la cabeza!
Yo tengo que reconocer que pasé los primeros días de mal humor, pero ya le estoy cogiendo el gusto a esta nueva y transitoria vida monacal.
Confía en las personas que nos cuidan, y en que pondrán todo su corazón en ayudarnos
Te cuento un secreto.
A raíz de los atentados del 11 de septiembre, empecé a sentir miedo a volar. Nunca dejé de volar por miedo, porque en aquella época viajaba mucho, pero volaba con miedo.
Justo en un vuelo a Moldavia, a bordo de un Yak 42 ruso reciclado, leí un artículo sobre cómo vencer el miedo a volar. Básicamente se reducía a una técnica de relajación (ser consciente de cuando te sientes tenso e ir relajando la parte del cuerpo que se tensa) y a confiar en el piloto y la tripulación.
Lo hice y funcionó.
Cuando sentía miedo, prestaba atención a mi cuerpo y lo relajaba, y confiaba en que había unos profesionales al mando que tampoco querían morir.
Con esto del Coronavirus es parecido. Tenemos que confiar que cada uno cumple con su parte.
Hay un montón de héroes y heroínas anónimos saliendo cada día a la calle a cuidar enfermos, garantizar que haya transporte, medicina y alimentos, y asegurarse de que cumplimos con la parte más sencilla del trato:
¡Solo tenemos que quedarnos en nuestra casa! (nos ha tocado lo más sencillo)
Mucho ánimo y nos vemos cuando esto termine. Mientras tanto aquí estoy para lo que necesites.
Si necesitas relajarte, te regalo la canción que Lucas y yo hemos usado para «curar» el sonanbulismo y dormir mejor, pero eso es otra historia. Aquí la tienes, cierra los ojos, escucha la música, y respira llevando el aire al abdomen.
Muchos besos y mucha suerte.