Me gustaría compartir contigo lo que he aprendido este año sobre cómo gustarle a los demás.
En Influencers le dedicamos un capítulo completo a este tema, con una entrevista a Jack Schafer, agente retirado del FBI experto en análisis del comportamiento.
Fue un lujo poder contar con Jack en esta aventura, porque ha dedicado gran parte de su vida a instruir a otros agentes del FBI en el arte de gustarle a otras personas.
Les enseñaba cómo influir, atraer y convencer; cómo convertir extraños en amigos.
El resumen ejecutivo es lo que recoge en «La Regla de Oro de la Amistad»:
- Para gustarle a los demás debes hacer que se sientan bien consigo mismos.
Eso es prácticamente lo único que tienes que hacer. Y es infalible. Funciona siempre. Ya sea para hacer amigos, ligar, hacer networking o atraer clientes.
Si alguien se siente bien cuando está contigo querrá repetir para volver a experimentar esa sensación placentera.
Esto que parece tan sencillo en realidad no lo es tanto, porque todos pretendemos mantener el foco de la conversación en nosotros mismos (en lugar de en el otro), y las personas con las que hablamos también tiene esa misma perspectiva egocéntrica.
Ambas partes piensan que deberían ser el centro de la conversación.
Así que, si eres capaz de llevar el foco de atención hacia la otra persona, moviendo el interés desde tú ego, a los intereses, sentimientos y emociones del otro, entonces… ¡te diferenciarás! 🙂
La gran noticia es que:
- Podemos entrenarnos en el arte de gustarle a los demás para que se sientan psicológicamente cómodos con nosotros.
Técnicas para gustarle a los demás
Jack nos habla de tres herramientas y una fórmula para formar relaciones personales.
3 herramientas
- Las afirmaciones empáticas, que se construyen tomando lo que la otra persona dijo e interrogando para devolver el mensaje.
- Los intereses comunes, ya que nos suelen gustar las personas con los mismos intereses, aficiones y valores que nosotros. Identificar intereses comunes es una de las formas más rápidas para desarrollar una buena relación.
- El halago indirecto, permitiendo a la otra persona que se halague (es la forma más sincera de halago) prestando atención a lo que la otra persona hace o dice.
Con estas técnicas conseguimos hacer saber a la otra persona que la estamos escuchando y mantener el foco de la conversación en el otro.
1 fórmula
Y la «Fórmula de la Amistad», sobre la formación de las relaciones, que está compuesta por cuatros elementos que conforman la siguiente expresión: P x (F+D) x I.
- Proximidad. Si una persona no es consciente de que la otra persona existe, la probabilidad de desarrollar una relación es inexistente.
- Frecuencia. Las relaciones se desarrollan cuando las personas se encuentran frecuentemente.
- Duración. Encontrarse con frecuencia con alguien no es suficiente para desarrollar una relación, también deben pasar tiempo juntas.
- Intensidad. La intensidad es el pegamento de las relaciones.
Seguro que has visto este comportamiento en muchas pelis de espías 🙂
Primero alquilan un piso cercano al «objetivo», después buscan encuentros sutiles y ocasionales para convertirse en personas familiares a nivel subconsciente.
Progresivamente van forzando encuentros más frecuentes y duraderos.
Poco a poco van intensificando la relación, mediante conductas verbales activas (breve intercambio de saludos) y no verbales (arqueamiento de cejas y otras señales amistosas), hasta convertir esa familiaridad subconsciente en algo consciente, estimulando al máximo la curiosidad del objetivo y… culminando el proceso de reclutamiento.
Así trabajan los espías, yo siempre quise ser uno de ellos 🙂
¿Se pueden aplicar estas técnicas para gustarle a los demás en el mundo digital?
Exactamente esta fue la pregunta que le hice 🙂
Te la transcribo extraída del libro:
Carlos: Pongamos por ejemplo que tengo interés en gustarle a alguien. En convertir a un desconocido digital en un amigo digital.
De acuerdo con la Fórmula de la Amistad, en primer lugar buscaría la proximidad virtual (P), siguiendo a la persona «espiada» en alguna red social, por ejemplo siguiendo su cuenta de Twitter o Instagram.
Ese simple hecho podría atraer la curiosidad de la otra persona y hacerla consciente de nuestra existencia, sobre todo si no cuenta con demasiados seguidores.
Poco a poco y de forma planificada, aumentaría la frecuencia (F) y duración (D) de las interacciones sociales, indicando que me gustan algunas de sus publicaciones, fotos, vídeos o comentarios, o compartiendo algunos de sus mensajes con mis contactos.
Al cabo del tiempo, incrementaría la intensidad (I), llevando la comunicación a un plano un poco más personal; por ejemplo, citando o comentando algunas de sus publicaciones, o interactuando dentro de un hilo de discusión en un grupo de Linkedin.
Por último, una vez que la otra persona me perciba como alguien «familiar» y no me considere una amenaza, estaría en disposición de forzar el contacto directo, por ejemplo a través de una petición de amistad en Facebook o de conexión en Linkedin, lo que me permitiría interactuar directamente en el futuro y, al mismo tiempo, tener acceso a más información personal y detalles de contacto.
¿Te parece un ejemplo válido de «Fórmula Digital de la Amistad»?
Jack: Sí, me gusta tu adaptación de la «Fórmula Digital de la Amistad».
En resumen…
Lo dicho:
- Para gustarle a los demás debes hacer que se sientan bien consigo mismos.
- Puedes entrenarte en el arte de gustarle a los demás.
- Sólo tienes que aplicar un conjunto sencillo de técnicas (que se reducen a poner el foco de atención en el otro de forma sincera) y trabajar la proximidad, frecuencia, duración e intensidad.
- Y todas estas técnicas aplican también al mundo digital.
Espero que te sirvan de ayuda, y que te permitan gustarle a los demás, o, como diría Jack, activar el interruptor del «me gusta» en el otro 🙂 (The Like Switch).
Gracias Jack por formar parte de este precioso proyecto.
Me ha encantado este artículo, qué importante es estar en sintonía y conocer a los demás desde el acercamiento y no desde el estar siempre juzgando lo que dicen o cómo actúan; no somos el ombligo del mundo, y si nos gusta serlo, hagamos que los demás también lo sean, sigamos empatizando y seguro que a todos nos irá mucho mejor.
Tú eres feliz cuando los que te rodean también lo son.
Gracias Carlos.
Gracias por tu feedback Conchy!!! parece muy sencillo pero en la práctica se complica 🙂 Es tan sencillo como que a los demás les gustaremos si les hacemos sentir bien, y cuando entendemos eso todo puede cambiar, muchos besos!