Este año tocaba repetir por 6ª vez consecutiva mi carrera favorita, la Madrid Rock & Roll Maratón, 42 km por una de las ciudades más hermosas y acogedoras del planeta (sin duda 💖 Madrid).
No quiero hablar de Covid, ya se ha hablado de sobra, y ya le dediqué un post a combatir el miedo al Covid y otro con 3 lecciones aprendidas.
Yo centraría toda nuestra energía en diseñar una «nueva normalidad» mejor que la anterior, no en una 💩 de normalidad con distanciamiento social y mascarillas (¡que no va a suceder!). Así que, ¡basta de Covid!
Solo quiero compartir contigo mi última salida antes de todo esto, y… ¡la vuelta a las calles!
Mi último entrenamiento fue el mejor del año, el 7 de marzo. Fue un día muy especial, ¡mi primer entrenamiento con Lucía! (mi hija – 11). Siempre corro solo, es la primera vez que salgo a entrenar con alguien 🙂
Lucía y yo nos levantamos temprano e hicimos mi recorrido favorito, ella en bici y yo corriendo, y hablando todo el rato sin parar. Salimos de casa, cogimos Madrid Río hasta el Palacio Real, continuamos hasta la Casa de Campo, fuimos al Lago, le dimos una vuelta completa (está precioso al amanecer), y, de regreso (15 km), paramos a desayunar juntos al lado del río.
Fue con diferencia uno de los días más bonitos de 2020.
Ese día (7 marzo) la cosa ya no pintaba bien y dejé de salir a entrenar. Aunque faltaba más de mes y medio para la Rock & Roll (26 abril) no tenía pinta de que la fecha se fuera a mantener.
Los meses del medio ya los conoces. Confinados, teletrabajando desde el primer día, haciendo de profes, limpiando y cocinando, y, en todos los «ratos libres», tratando de mover un poco el esqueleto por el pasillo de casa.
Así que ya estaba deseando que nos abrieran de nuevo Madrid Río y poder correr junto a mi amigo el río Manzanares. El lunes 25 allí estaba, como un reloj, a las 7:45, con una gorra, para evitar peinarme las greñas tras 3 meses sin cortarme el pelo, una mascarilla en la mano, sin saber muy bien qué me iba a encontrar, y ¡deseando recuperar al menos la vieja normalidad!

Estas dos semanas he acudido casi todos los días a mi cita con el río. Hoy volví al Palacio Real con la sensación de que esta pesadilla está terminando, regresé a casa esquivando bicis (parecía el tour de Francia), enfrié la sangre, como me enseñó mi abuelo, y pensé compartir este momento contigo.
La Rock & Roll siempre es un momento especial del año para mí. Es como demostrarle al año que estoy con fuerzas y que voy a pelear hasta el final.
Espero que el próximo 15 de noviembre, la nueva fecha de la Rock & Roll, podamos dedicárselo en las calles a los seres queridos que se quedaron en el camino, y demostrarle a este año distópico, al que le quedará poco para terminar, que todavía nos quedan fuerzas.
Un abrazo y feliz vuelta a las calles.