Afilar la sierra es uno de los siete hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen Covey: el hábito final. ¿Qué quiere decir con «afilar la sierra»? Muy sencillo, renovarse en cuatro dimensiones: física, espiritual, mental y social-emocional.
La metáfora que ilustra el hábito de afilar la sierra es la de un leñador, que invierte cada día más tiempo en cortar árboles, pero que, sin embargo, su rendimiento no para de decrecer. Cada día corta menos árboles con más esfuerzo.
¿Por qué?
Muy sencillo.
Porque no se detiene nunca a afilar la sierra.
Afilar la sierra tiene que ver con pararse y pensar en las cosas más importantes de tu vida. Detenerte a reflexionar si lo que estás haciendo te conduce en la dirección correcta, si necesitas cambiar algo para avanzar mejor, o, simplemente, tomarte un descanso y respirar para regresar con más energía y vitalidad.
¿Cómo afilar la sierra? ¡Aquí van algunos consejos!
Las vacaciones de verano son un gran momento para afilar la sierra, para no pensar en las cosas, sino sobre las cosas, y para disfrutar de la familia, los amigos, el sol, la arena y cualquier contacto con la naturaleza.
Si tienes oportunidades para hacerlo más veces durante el año mucho mejor. Yo suelo utilizar el verano y las navidades como paradas técnicas. Aquí te dejo algunos consejos personales sobre cómo afilar la sierra:
- Viaja a casa, a tu hogar familiar de la infancia, y disfruta al máximo de la familia y los amigos. Una canción que me recuerda mi vuelta a casa es Going home, de Mark Knopfler, que forma parte de la banda sonora de Local Hero. Una obra de arte (la película y la banda sonora). Cada vez que vuelvo a casa suena en mi cabeza esta canción.
- Conecta con los sentidos, que son las puertas de la percepción. Pasa semidesnudo todo el tiempo que puedas, conecta con tu piel, disfruta del sol, la arena, la brisa del mar, o el aire puro de la montaña.
- Disfruta de un libro lento. Para mí el rey de los libros lentos es La montaña mágica, de Thomas Mann, y más si quieres sumergirte en lo relativo del paso del tiempo. Es de los libros más insoportablemente deliciosos que me gusta recomendar. A pesar de su lentitud, es de mis favoritos, ¡viaja a la lentitud del sanatorio de Davos con Hans Castorp!
- Relee alguno de tus viejos libros favoritos. Los viejos libros son como viejos amigos, lugares a los que siempre merece la pena volver. Este año volveré a leer (una vez más) Kafka en la orilla, de Murakami. Fue mi primer libro de Murakami y me parece una obra de arte.
- Disfruta de una película lenta. Para mí la reina de las películas lentas es La canción del camino, de Satyajit Ray, una peli preciosa de la que me gusta disfrutar cada cierto tiempo. La última vez fue el año pasado, que fue un año especial de pandemia, en el que películas como esta son sanadoras por su sensibilidad.
- Abandónate todo lo que te dejen. Sigue las normas de higiene estríctamente necesarias para que no te echen de casa 🙂 intenta vivir en bañador, despeinado y sin afeitar todo el tiempo que puedas.
- Vive lentamente. Huye de la vorágine del resto del año y trata de encontrar una nueva percepción del tiempo.
- Viaja sin moverte. Puedes afilar la sierra desde tu campamento base, no hace falta alejarse ni volar a ningún lugar exótico, deja volar tu imaginación. Si Kant construyó su metafísica sin salir nunca de su pueblo, tú también puedes.
- Sal de noche a disfrutar de las estrellas. Si puedes disfrutar de un sitio lejos de las luces de la ciudad, disfruta de la noche, la soledad y las estrellas. Tómate algo de tiempo para mirar el cielo. Disfruta de ser pequeño e insignificante en la inmensidad de la noche.
- Corre o camina entre árboles. Cada día que pasa le tengo más cariño a los árboles y disfruto mas corriendo entre ellos. Llevo casi todo el año entrenando en el Tierno Galván y en la Casa de Campo. Es regenerador estar cerca de los árboles. Si puedes, pasa todo el tiempo que puedas cerca de ellos. Y ya si puedes plantar y cuidar alguno mucho mejor.
- Escucha música. Sin la música la vida no tendría sentido. Siempre que puedas elegir estar con música, no lo dudes, ¡ponle banda sonora al proceso de afilar tu sierra! Eso generará anclas musicales en tu memoria que fortalecerán el recuerdo.
- Estudia o practica algo distinto. Ya sabes que me gusta estudiar, aunque no sea algo muy popular hacerlo como hobby (y mucho menos contarlo), y que soy fan de la polimatía. Aprovecha para formarte en algo distinto de lo que estudias o a lo que te dedicas habitualmente. Aprender algo nuevo te ayudará a mirar lo viejo con ojos nuevos.
- Ejercita el cerebro del corazón. Cultiva sus cualidades, está atento a su latido y al de los demás. Trata de escuchar lo que tiene que decirte desde su inteligencia de orden superior.
- Ilumina la cámara del tesoro de tu memoria. Recuerda a personas queridas que ya no están. Ten buenos recuerdos. Llama a viejos amigos.
- Revisa tu pentágono. Por último, mientras viajas a casa, vives lentamente, conectas con los sentidos y disfrutas de tus seres queridos, ¡toca seguir soñando! Revisa tu mapa-pentágono con cariño, los proyectos de los vértices. Piensa si a tu vuelta, con la sierra afilada, necesitas introducir algún cambio de dirección o todo marcha según tu plan.
Esto es todo de momento, yo estoy ahora mismo afilando 🙂 ¡espero que estas ideas te sirvan de ayuda para afilar tu sierra!